La República Dominicana en ningún momento ha contemplado, menos discutido, la posibilidad de intervenir y/o participar en una eventual fuerza de ocupación militar en Haití y, por el contrario, el gobierno arrecia su ofensiva diplomática a favor de lograr acciones de la comunidad internacional para ayudar a la solución de los problemas políticos, institucionales, económicos y sociales de esa nación.
Por el contrario de alguna percepción en tal sentido, la insistencia del presidente Luis Abinader ha sido que la comunidad internacional –encabezada por Estados Unidos, Francia y Canadá– debe actuar con ayuda económica, técnica, profesional masiva para que Haití logre superar los problemas institucionales, sociales y económicos que los afecta seriamente y los mantienen en la mira del hemisferio y el mundo.
Fuentes militares indican que las tropas destacadas en la frontera y las acciones de inteligencia que se despliegan en torno al desarrollo día a día de la crisis haitiana, tiene como propósito mantener las medidas de protección del territorio dominicano, nunca con planes de agresión. “por el contrario, estas acciones son más bien disuasivas y preventivas”, comentó la fuente.
Es en ese sentido, entonces, que el Gobierno de Abinader hace esfuerzos en en lograr una suerte de consenso de los poderes fácticos de la nación sobre las vías de ayuda que requiere la crisis de Haití, bajo la reiteración de que la presencia militar masiva a lo largo de la frontera entre las dos naciones, obedece a la obligación de garantizar la seguridad del territorio dominicano, nunca de ser fuerza de agresión y menos de intervención armada.
Elementos políticos y de grupos pro haitianos nacionales han estado filtrando versiones de que el propósito del Gobierno dominicano es propiciar y/o participar en una acción militar en Haití, una posición que también propagan en organismos internacionales, activistas de sectores anti dominicanos y pro haitianos, apoyados por ONG y organizaciones pro inmigrantes.
“La comunidad internacional, en particular EE.UU., Canadá, Francia y la Unión Europea, deben actuar en Haití y con urgencia. RD continuará el plan anunciado con medidas migratorias más estrictas” twiteó Abinader ‘tagleando’ directamente a @POTUS (presidente de Estados Unidos) @EmmanuelMacron (presidente de Francia) @JustinTrudeau (primer ministro de Canadá). Un twit que tenía total consonancia con uno difundido por el Papa Francisco: “Pienso en la población de Haití, que vive en condiciones extremas. Les pido a los líderes de las naciones que apoyen a este país, que no lo dejen solo. Cuánto sufrimiento, cuánto dolor hay en esta tierra. #Oremosjuntos por Haití, no los abandonemos”.
A modo de respuesta de estos llamados a la comunidad internacional, esta semana el subsecretario de Estado de Estados Unidos para la Lucha contra el Narcotráfico, Todd D. Robinson, durante una visita a Puerto Príncipe dijo: “Al final de cuentas, no va a ser la comunidad internacional la que venga al rescate de Haití… van a ser los haitianos, van a ser las autoridades haitianas, va a ser la Policía haitiana quienes van a ser responsables de la seguridad en el país”. Una declaración que, en cierto modo, deja de lado una eventual intervención militar norteamericana en Haití, en esos momentos, aunque dijo, asimismo, que “la seguridad de Haití” es una prioridad para Estados Unidos.
Pasos concretos
El presidente Abinader ha encabezado reuniones del Consejo Nacional de Migración, del Alto Mando militar y en los últimos días, en convocatoria al Palacio Nacional, con representantes de la alta dirigencia política, del sector empresarial, de organizaciones religiosas y de la denominada sociedad civil del país para, de alguna manera, involucrar a toda la sociedad en las decisiones que ha estado tomando, como jefe del Estado, con respecto al caso haitiano.
La posición de super atención y super vigilancia del desarrollo de los acontecimientos en Haití y las medidas de protección a su territorio, le ha provocado a República Dominicana el acoso y las críticas de esos grupos y ONG, nacionales e internacionales, por “atreverse” a tomar medidas de defensa territorial –que a su vez son más elementos disuasivos que ofensivos–, debido al confuso y violento escenario en que se desenvuelve Haití, situación que ha lanzado a millares de haitianos por todo el continente, incluyendo Estados Unidos, en procura de mejores condiciones de vida. República Dominicana; sin embargo, por su condición de frontera terrestre se convierte en el punto inicial de las aventuras migratorias de los haitianos.
A este estado migratorio masivo, se une el peligroso componente de la violencia criminal armada que patrocinan las bandas, que controlan gran parte de las acciones que se vive en Haití, incluyendo una cadena de secuestros para pedir rescates económicos, que hoy incluye a 17 misioneros de Estados Unidos y Canadá. Esas acciones son las que han llevado al presidente Abinader a decir, en repetidos escenarios, que la seguridad nacional no se negocia y es la prioridad principal de su Gobierno.
De ahí, entonces, la supervigilancia de la frontera, es una decisión que gana mucho respaldo de la población y la gran prensa nacional.
En ese contexto, la gran mayoría de la sociedad aplaude disposiciones como el ‘blindaje’ de la frontera con más de 12,000 efectivos militares con equipos y armamentos, el control de la entrada al país de mujeres parturientas, hacer más efectivo los programas de repatriaciones y de hacer cumplir los dictados de la Ley Nacional de Migración en lo referente a la proporción 80-20 en los centros de trabajo.
“Estas son acciones bien pensadas para cuidar de los recursos nacionales y los puestos de trabajo, sobre todo en el actual escenario de recuperación económica que vive el país, luego de la crisis que ha dejado la pandemia”, comentó recientemente el ministro de Interior, Jesús Vásquez.
Fuente: Listín Diario