El embajador keniano ante la ONU aseguró que la nación caribeña está «al borde de un colapso catastrófico».
Un grupo de policías élite conformado por 400 efectivos kenianos está preparado para la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití, sin embargo, su despliegue a la nación caribeña, que atraviesa una importante crisis de seguridad, depende de una logística y recursos esperada por las autoridades de Kenia.
Así lo explicó el embajador keniano ante Naciones Unidas, Martin Kimani, durante reunión privada realizada el miércoles por el Consejo de Seguridad de la ONU en la que se trató la crisis haitiana.
«El despliegue y el éxito de la Misión dependen de los recursos necesarios, incluidos financiación, equipos y logística», detalló el diplomático, quien recordó la participación del país africano en la conferencia de donaciones copresidida por Estados Unidos y Brasil al margen de la Ministerial del G-20 en Río de Janeiro el 22 de febrero. Kimani agradeció a los países que se comprometieron con la misión, al tiempo que animó su intervención oportuna «especialmente dada la emergencia en curso».
El embajador instó a la secretaría de las Naciones Unidas a garantizar que el Fondo Fiduciario sea flexible y responda a las necesidades de la Misión, «que operará en un entorno operativo complejo y difícil».
Haití, «al borde de un colapso catastrófico»
El diplomático señaló ante el Consejo que la situación de seguridad en Haití «se ha deteriorado alarmantemente, pasando de un estado de emergencia al borde de un colapso catastrófico. (…) Nuestros peores temores se están haciendo realidad. Pero eso sólo nos hace más comprometidos con Haití y su pueblo».
Recordó que el objetivo de la misión de Apoyo Multinacional a la Seguridad es ayudar a la Policía Nacional Haitiana a restablecer la seguridad en Haití, de una manera que permita un entorno seguro propicio para la celebración de elecciones libres y justas.
Kimani sostuvo que cada día que pasa «la intensificación de la agresión y la violencia por parte de las pandillas promueve una agenda política que amenaza la continuidad del Estado, crecen los riesgos de un modelo de insurrección por parte de organizaciones criminales en la región».
A juicio del diplomático, «el colapso del Estado es principalmente resultado del fracaso político más que de una mayor inseguridad, aunque esta última sea más visiblemente manifiesta. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, la autoridad estatal ha residido en el primer ministro Ariel Henry y el gobierno. Ha sido presionado por un espectro de actores –desde activistas haitianos, la ONU, CARICOM e incluso Kenia– para garantizar un proceso de transición inclusivo que pueda conducir a elecciones ordenadas, seguras, libres y justas».
Fuente: Diario Libre