Mar, 26 Ago, 2025
Un paso histórico hacia un nuevo Código de Trabajo

Durante décadas, la reforma del Código de Trabajo ha sido una promesa postergada. Desde su promulgación en 1992, no se había producido una actualización integral, a pesar de los profundos cambios en la economía, la tecnología y la vida laboral. Por eso, la aprobación en primera lectura del proyecto de reforma laboral en el Senado representa un paso histórico y un acto de responsabilidad institucional.

Como presidente de la Comisión Especial, me llena de orgullo ver los frutos de un trabajo riguroso, plural y técnicamente fundamentado. Rompimos con más de una década de estancamiento, abriendo paso a una reforma amplia, equilibrada y moderna. Este logro es también un reconocimiento a quienes abrieron el camino. En ese sentido, valoramos el trabajo realizado por el exministro de Trabajo Luis Miguel De Camps, quien durante su gestión lideró más de 100 reuniones consultivas con sectores sindicales, empresariales, técnicos, académicos y sociales, sentando las bases para este proceso legislativo.

La comisión que presido retomó ese esfuerzo con la responsabilidad de convertirlo en realidad. Durante meses, escuchamos a más de 30 sectores clave del país: trabajadores, empleadores, juristas, organizaciones sociales, partidos políticos y el propio Ministerio de Trabajo. Este diálogo abierto y respetuoso permitió consolidar una redacción alterna del proyecto, más inclusiva y ajustada a la realidad dominicana.

Esta reforma introduce transformaciones fundamentales. Incorpora por primera vez el teletrabajo como una modalidad laboral formal y regulada, con pautas sobre desconexión digital, provisión de equipos y protección de derechos. Dignifica el trabajo doméstico reconociendo a las trabajadoras del hogar sus derechos laborales básicos, como jornada limitada, descanso semanal, salario justo y licencias. Por otro lado, tipifica el acoso laboral como una falta grave, dotando al trabajador de mecanismos legales para su denuncia y protección. También se amplían las licencias por maternidad, paternidad, matrimonio y fallecimiento de familiares, fortaleciendo la conciliación entre la vida laboral y familiar. Asimismo, se abren nuevas posibilidades de contratación flexible, ajustadas a las realidades contemporáneas, sin sacrificar seguridad ni derechos. Y, finalmente, se fortalecen las capacidades del Ministerio de Trabajo, otorgándole mayores atribuciones para fiscalizar, sancionar y garantizar el cumplimiento efectivo de la ley.

Esta reforma no nace de un sector o de una coyuntura: nace del consenso y de una visión de país. Entendimos que no era posible seguir legislando con un código laboral del siglo pasado, mientras los desafíos del presente exigían nuevas respuestas. Esta propuesta respeta los derechos adquiridos y abre espacio para una cultura laboral más justa, productiva y humana.

Sabemos que aún falta camino por recorrer. El proyecto deberá pasar una segunda lectura en el Senado y luego ser debatido en la Cámara de Diputados. Por eso, hago un llamado a mantener el diálogo constructivo que nos ha traído hasta aquí. Esta es una reforma de nación, no de partido.

El Senado ha dado un paso firme. Ahora nos corresponde a todos, Estado, empleadores, trabajadores y ciudadanía, convertir esta oportunidad en una realidad que honre la dignidad de cada dominicano que vive del trabajo.

El autor es Senador y presidente de la Comisión Especial para la Reforma Laboral.

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