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«Si esperas el momento perfecto, nunca dejarás de esperar.» – Anónimo.
Hay un gigante invisible que todos enfrentamos, algunos con una frecuencia alarmante. Da un paso sigiloso, un suspiro apenas perceptible, y se instala en nuestros días con una facilidad alarmante. Es la procrastinación, esa astuta táctica que empleamos para aplazar tareas, dilatar responsabilidades y, sin darnos cuenta, perder el valioso tiempo que la vida nos ofrece.
Para combatir este enemigo invisible, debemos equiparnos con un arsenal de estrategias, provenientes de diversas disciplinas. La psicología cognitiva ofrece técnicas eficaces para cambiar el pensamiento, modificar las actitudes negativas y superar las barreras mentales. En su casillero de herramientas, encontramos conceptos como la reestructuración cognitiva, la atención plena y el autocontrol.
Por otro lado, el coaching se centra en liberar el potencial latente de una persona. A través de preguntas poderosas, reflexiones y desafíos, permite a la persona descubrir y aprovechar sus fortalezas, valores y recursos internos.
La intervención estratégica y la programación neurolingüística (PNL), por su parte, ofrecen maneras prácticas y aplicables de administrar cambios de conducta y estados emocionales. Los cambios de lenguaje, la manipulación de recuerdos y las técnicas de visualización son algunas herramientas que estas disciplinas ponen a nuestra disposición.
En definitiva, la lucha contra la procrastinación no es una tarea fácil, pero equipados con las herramientas correctas, es definitivamente factible. Recordemos que cada pequeño paso que damos hacia el logro de nuestras metas es una victoria en sí misma. Porque, al final del día, no hay nada más valioso que lo que hacemos en este preciso instante. No dilatemos más, movámonos, actuemos. La recompensa será la satisfacción de haber vivido plenamente, sin permitir que el gigante de la procrastinación ocupe el lugar que nos corresponde.
